« Un estudiante de Karate debe cultivar continuamente el espíritu de modestia y humildad y nunca olvidar mantener y demostrar buenos modales al tratar con otras personas. Del mismo modo debe tener el valor de enfrentarse incluso a una multitud de decenas de miles de enemigos, si es por el bien de la justicia. »

FUNAKOSHI Gichin

jueves, 30 de junio de 2011

Karate no es sólo en el Dojo

Al decir de Mabuni, las tres enfermedades del Karate son “la pereza, la duda y la soberbia”. Yo creo que no son enfermedades sólo del Karate.

En nuestro tiempo la práctica suele ser de dos o tres veces a la semana, suficiente para mejorar la condición física y avanzar en lo técnico. Pero como en casi todos los planos de la vida, el esfuerzo y la dedicación están directamente asociados a los resultados. Las motivaciones que nos llevan a practicar o la dedicación son asuntos absolutamente personales. Sin embargo cuando se acepta la práctica del Karate Do como un tesoro, como una joya que mejora con el tiempo y brilla con el lustre de la práctica, los días de entrenamiento en el Dojo ya no alcanzan.




Dōjō nomino karate to omou na - No piense que el karate es sólo en el dojo


Este precepto escrito por Funakoshi tiene un contenido profundo, que importa observar. El primero y mas importante indica que debemos trasladar a nuestra vida la misma actitud que tenemos cuando entrenamos. Dedicación, esfuerzo, concentración, respeto por el otro y conocimiento de uno mismo. El mismo espíritu trasladarlo a nuestra cotidianidad.


Pero por otro lado nos dice que la práctica no ha de ser solamente en el dojo, que precisamos dedicarle atención al entrenamiento, tanto físico como técnico y al estudio de la estrategia. No alcanzan las dos o tres veces a la semana, hay que dedicarle diariamente tiempo, por mínimo que sea. De esta forma el progreso será mayor y se reflejará en nuestra práctica del dojo. Hoy no tenemos tiempo para trabajar completamente la parte física y por ello hay que complementar, a la vez que debemos trabajar también la técnica, sobre todo las posiciones, la respiración y el recorrido de las mismas. En todo momento podemos encontrar el espacio y el tiempo. Al mirar la tele podemos asumir alguna postura y corregirla (kiba dachi, shiko dachi, neko ashi dachi, etc), al caminar podemos aprovechar para enderezar el cuerpo, recoger el mentón y estirar la nuca; siempre habrá una pared que al caminar nos permita ir dando pequeños golpecitos para fortalecer las manos; al viajar en el ómnibus podemos asumir sanchin dachi y practicar el equilibrio, y cuando estamos sentados en en el trabajo o el estudio podemos aprovechar para prestarle atención a la respiración, etc. De esta forma completamos lo que decíamos antes, trasladar el karate a nuestros actos cotidianos.


Si superamos la pereza que nos cerca permanentemente, si superamos la duda que nos paraliza y si enfrentamos la soberbia que a veces nos sorprende cuando creemos que algo nos sale bien, Karate dejará de ser Karate para ser simplemente nosotros.





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